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¿Debe tener la iglesia una propuesta social, económica, política y cultural?

Hace unos días en una de las clases de teología me quedó en la mente esta inquietud: ¿Debe tener la iglesia una propuesta social, económica, política y cultural?, dedicaré por tanto estas cortas líneas en ahondar más en la reflexión sobre esta pregunta.

En primera instancia creo indiscutiblemente que si, la iglesia cristiana protestante debe responder a la problemática social con una propuesta fundamentada en la verdad, la fe y sobre todo el amor, un mandato divino que debe vivir cualquier persona que creen en el Señor y su obra redentora. Cabe aclarar que el concepto que tengo de iglesia no hace referencia a una institución, denominación o colectivo, sino al que, según mi propia interpretación, por esencia misma somos cada uno en Cristo Jesús. Cada uno de nosotros somos iglesia. Creo que cuando se piensa en una institución es cuando existe la inquietud sobre la conveniencia o su verdadera misión, y aquí estoy de acuerdo con aquellos que anuncian que no se debe inmiscuir en política o administración alguna.

Creo que el poder y reconocimiento público que da el púlpito debe ser solo para llevar a los creyentes a la fe, al conocimiento de la palabra, a una devoción y convicción real de Dios, y no hacía las urnas para votar por el pastor, familiar o en el peor de los casos, personas totalmente alejadas de la fe cristiana y presentarlas, hasta con profecías, anunciando que es el propósito o el elegido por Dios para ser el presidente, alcalde o gobernador de turno. No creo que el púlpito deba ser un lugar de campaña o para el proselitismo político.

Creo que el llamamiento de un pastor es mucho más alto y sublime, que su aporte espiritual es mucho más importante que el cargo del momento. Considero que  debe haber más empeño por enseñar, edificar, fortalecer y acompañar en la fe, que estar pendiente de los decretos del momento, o de las partidas presupuestales. Servir a Dios, en la obra, eclesialmente hablando; es más importante, de mayor impacto y desarrollo social que estar frente a una curul política.

Considero que se deben formar ciudadanos en las iglesias. Personas que bajo un compromiso de fe propongan desde sus competencias, formación y visión alternativas sociales diferentes. Qué triste es ver personas comprometidas desde lo social, lo económico y político con el único fin de agradar, bendecir o transformar el mundo; pero que en sus corazones y vidas no existe la más mínima intensión de conocer y tener una relación con quien les dio la vida. ONGs cuyos dirigentes son asesinados porque defienden al vulnerable, porque son la voz del maltratado y no le temen, o al menos no les importa, dar su vida por lo que creen: la equidad, el desarrollo de los individuos, el bienestar de los demás. Creo que lamentablemente algunos genes de la religión tradicional aún deforman el cuerpo de la Iglesia: El elitismo, la discriminación, las ansias de poder y reconocimiento.

Sueño con el día en que desde el interior de las iglesias se levanten hombres y mujeres, altamente preparados, con vocación y entrega, para ocupar y liderar proyectos de desarrollo e intervención. Sueño con que la convicción de verdad, justicia y crítica de muchos periodistas incrédulos permee los cimientos más profundos del discurso del púlpito cristiano. Sueño con el día con que la Iglesia, cada uno de nosotros, dejemos nuestros propios deseos y pensemos, sintamos y actuemos por los más necesitados. Allí realmente viviremos "en ti serán benditas todas las naciones de la tierra".

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