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Las Obras: Un Duro trabajo sin recompensa.



Basado en la Parábola del Camello por la Aguja
Lucas 18: 18-29

Muchas veces en la vida tenemos grandes trabajos y esfuerzos que no nos dan un recompensa que amerite o justifique tanto sudor, esmero y hasta lágrimas. Pensamos lo inútil que fue hacerlo, de cuánto perdimos y hasta lamentamos lo que dejamos de hacer porque sencillamente nada, nada de lo que hicimos, valió la pena. ¡Nada sirvió!
La sensación de fracaso es inevitable. Deseamos que alguien más haya hecho por nosotros y hasta nos imagínanos lo delicioso que sería recibir esa recompensa sin tanto esfuerzo, por la labor del otro. ¡Qué bueno sería eso!

Lucas 18:18-29 nos muestra que Jesús es quien hizo el trabajo por nosotros y nos ratifica que nada de lo que nosotros hagamos tendrá resultado. 



Camino a Jerusalén - por Samaria y Galilea (Lc 17:11). Se escucha el escándalo de que han sido sanados 10 leprosos, en especial Uno de ellos, al verse ya sano, regresó alabando a Dios a grandes voces. Cayó rostro en tierra a los pies de Jesús y le dio las gracias, no obstante que era samaritano.(Lc 17:15-16)

De la multitud compuesta por fariseos (v 20), leproso sanado, discípulos, mujeres que llevan niños para ser tocados y hombres que reprenden esa acción (18:15) porque consideran que mujeres y niños no deben participar de los actos públicos; Sale un hombre de quien solo se dice que era muy rico. No sabemos su nombre, ni de dónde era, tampoco en qué consistía su historia. Solo irrumpe en la escena para dirigirse a Jesús.

Maestro bueno, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?

¡Qué pregunta! Un hombre que aparentemente lo tiene todo, está pensando en el más allá. En su futuro inevitable. Quería tener asegurada su otra vida. No se le puede desmeritar su intensión, sin embargo, Jesús no se seduce por la adulación del rico.

19 —¿Por qué me llamas bueno?
 —respondió Jesús—.
Nadie es bueno sino solo Dios.

El mensaje de Jesús es en contra del método del rico. Él piensa que haciendo algo ganará el Cielo. Qué con palabras dulces - Maestro bueno – recibirá una respuesta de bendición: la vida eterna. No es leproso, no es mujer, no es niño, es un rico que quiere tener más.

Pero Jesús utiliza un tecnicismo: Nadie es bueno sino solo Dios. Técnicamente, Jesús es un hombre como cualquier otro y por tanto, entraba en la categoría de NADIE.

 6 quien, siendo por naturaleza Dios,
 no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse.
7 Por el contrario, se rebajó voluntariamente,
 tomando la naturaleza de *siervo
y haciéndose semejante a los seres *humanos.
8 Y al manifestarse como hombre,
se humilló a sí mismo
y se hizo obediente hasta la muerte,
 ¡y muerte de cruz!

Filipenses 2:6-8

2 En esto pueden discernir quién tiene el Espíritu de Dios: todo profeta que reconoce que *Jesucristo ha venido en cuerpo humano, es de Dios;3 todo profeta que no reconoce a Jesús, no es de Dios sino del anticristo. Ustedes han oído que éste viene; en efecto, ya está en el mundo.
1 Juan 4:2-4

Ninguno otro en ese momento podía ufanarse de lo que había hecho. Nadie, tenía la autoridad moral para decir que merecía algo. Nadie. Quien la tenía, decidió simplemente decir: Nadie es bueno sino Dios, Ni yo, técnicamente hablando. Renuncié a esa condición.

Pero Jesús no solo les da una verdad teológica, sino también un modelo de conducta.

20 Ya sabes los mandamientos: "No cometas adulterio, no mates, no robes, no presentes falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre."

Al parecer el rico aún no cae en cuenta de su actitud y replica afirmando

Todo eso lo he cumplido desde que era joven —dijo el hombre.

No solo afirma que ya lo hizo, sino que con su expresión asevera que ya lo tiene ganado por mérito del tiempo que lo lleva realizado. Jesús nuevamente no se deja amedrentar, esta vez con la argumentación del rico, y le reta a hacer algo radical.

22 Al oír esto, Jesús añadió:
   —Todavía te falta una cosa: vende todo lo que tienes y repártelo entre los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Luego ven y sígueme.

Jesús no está confrontando al rico por su riqueza, por lo que tiene. No menosprecia al rico, por el contrario, le hace una invitación: renuncia a lo que tienes, dáselo a quienes nada tienen, obtendrás lo que quieres – tendrás tesoros en el cielo, y sígueme. Ven, para que otros vivan lo que tu haz vivido. Hazte mi discípulo.

23 Cuando el hombre oyó esto, se entristeció mucho, pues era muy rico.
24 Al verlo tan afligido,
Jesús comentó:
   —¡Qué difícil es para los ricos entrar en el reino de Dios!
25 En realidad, le resulta más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios.

Jesús se compadece del rico, pero no lo condena. Él está reafirmando que el hombre por sus propios medios, confiando en sus riquezas, le es imposible entrar el reino de los cielos.

La parábola del camello, aunque no se tenga una definición literal ya que en el transcurso de los años se ha dicho que no es un camello sino un cordel, y que la aguja era una puerta pequeña; lo que quiere decir en sí es lo imposible que es ganarse la salvación confiando en las riquezas. Un avión en reversa, morderse un codo, son ejemplos modernos de cosas imposibles que pueden referirse para explicar lo imposible que es ganarse la salvación por las obras. 

El ejemplo fue tan claro para los oyentes no demoraron en replicar.

26 Los que lo oyeron preguntaron:
—Entonces, ¿quién podrá salvarse? 


No se refería a ser rico o ser pobre. Los pobres se sintieron aludidos. Tiene que ver con los apegos aún a la familia, los sueños, los deseos, las obras en sí mismos. Pero Jesús afirma la solución. 


27 —Lo que es imposible para los hombres es posible para Dios
—aclaró Jesús.


El relato termina con la voz mas humana del momento: La de Pedro.

28 —Mira —le dijo Pedro—,
nosotros hemos dejado todo lo que teníamos para seguirte.

Pedro se acordó de su negocio, de su mar de galilea, de la casa y sus vecinos, tal vez de su familia, de sus amigos. De todo lo que dejó por seguir al maestro. Recordó cuanto había dejado y le asaltó el temor humano de no saber si estaba en lo correcto, si lo que había hecho servía para algo. Sin embargo, su afirmación no se basó en la arrogancia, en el quererse ganar el cielo. Es una afirmación que nace desde el desprendimiento, desde la renuncia, desde la entrega a Jesús. Lo hemos dejado todo por seguirte.
 

29 —Les aseguro —respondió Jesús— que todo el que por causa del reino de Dios haya dejado casa, esposa, hermanos, padres o hijos,30 recibirá mucho más en este tiempo; y en la edad venidera, la vida eterna.

Jesús no dice que hay que dejarlo todo para heredar el reino. Es más, dice que eso es imposible para los hombres. Pero aquellos que por voluntad propia tomaron decisiones para seguirle y se despojaron de cuanto tenían, de cuanto amaban, todo por seguirle; a ellos les aseguró que recibirán mucho más en este tiempo; y en la edad venidera, la vida eterna.

CONCLUSIONES

Hoy creemos que somos merecedores de las bendiciones porque hacemos cosas. Qué Dios está de nuestro favor porque estamos de su lado – como lo dice una canción – Pero la realidad es que en nuestras fuerzas es literal y técnicamente, IMPOSIBLE.

Algunos conceptos como el de que “La plata no compra todo, pero ayuda mucho” contamina la verdadera fe. Se cree que No se compra la salvación pero los diezmos, las ofrendas, los pactos y las obras ayudan a tener la salvación.

Dios no te va a pedir sacrificios porque Jesús ya lo hizo. Pero si te va a demandar que reconozcas que en tus fuerzas no es posible, que solo con su poder puedes cumplir con su propósito. Que es solo Él quien te puede dar las bendiciones terrenales y la vida eterna.

A aquellos que por voluntad propia renunciaron a lo más querido, más valorado, más amado y lo hicieron todo con la simple y llana razón de es que era lo mínimo que podía hacer por Quien lo dio todo por mi; a Aquellos que sus renuncias y negaciones no tienen otro fin de responder en gratitud a tanto amor derrochado; a aquellos que voluntariamente decidieron renunciar al mal para seguir el bien, sin esperar la más mínima recompensa que ya tiene en si el vivir acorde a los principios divinos. A ellos,  Jesús les asegura que serán recompensados, en esta vida y en la otra.

Verdad teológica: Es imposible heredar el Reino de Dios por nuestras obras, Sin embargo el despojarse es una acción que debe estar basada en la creencia de responsabilidad, de respuesta a la infinita bondad de Dios, no en la actitud de esperar recompensa. 

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Foto por Jordan McQueen en Unsplash

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