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House of Cards: El gobierno de los que están debajo del madero.



¿Necesitamos ser como Frank Underwood? ¿Hogares como el de él y su esposa Claire? ¿Tener esposas como ella? ¿Amigos leales como Doug? ¿Propósitos y metas como los suyos? ¿Poseer su determinación y empeño en alcanzarlos? Muchos a estas preguntas responderían si, algunos lo pensarían un poco porque ven las implicaciones morales pero terminarían aceptándolo y otros, categóricamente lo rechazarían. Lo cierto es que esta afamada serie de Netflix no solo representa una forma de ver la realidad sino que para muchos es un claro reflejo de cómo es o debería ser la vida. Muchos quisieran imitar a Frank Underwood, seguir su pragmatismo, seguridad, determinación, proyección y astucia para alcanzar sus metas. Lo importante es obtener lo que se quiere, llegar a donde se desea, ser como uno cree que debe ser. No importa el precio, ni a quienes se afecta en el camino. El fin justifica los medios.


Esta sociedad pregona que debemos ser exitosos y que éste se define por el alcance de tu sueños, sueños que están influenciados por la misma sociedad, la cultura y los medios. Una sociedad que afirma que si no vives tus sueños es porque sencillamente no tienes la inteligencia, determinación y esfuerzo suficiente. Que tú eres el límite y la razón de tu condición. Si quieres alcanzar algo, simplemente lánzate a tenerlo. Pon todo tu empeño, esfuérzate, dedícate con esmero, sé astuto, hábil, valiente y en algunos casos si hay que sacrificar algo por tus metas, hazlo. Un peón muerto no significa nada en comparación con la victoria sobre el rey. Es la sociedad del más fuerte, del que evoluciona, del que se adapta a las circunstancias y saca el mejor provecho de ellas. Es la sociedad gobernada por los Underwood, por los que están debajo del madero.


Pero, y qué cuando a pesar de tu determinación, esfuerzo y sacrificio no logras lo que sueñas. Cuando por una eventualidad de la vida sufres de una enfermedad, accidente o quiebra y todo por lo que tanto habías trabajado simplemente se derrumba. ¿Eres simplemente la presa del que ahora es el cazador? Lo que la sociedad no nos dice es que el infortunio, el fracaso, la destrucción es una realidad. Que por mucho que tu quieras que algo no pase, puede pasar y posiblemente pasará. Que no solo es tu determinación lo que permite que sucedan las cosas. Hay algo más.

La sabiduría proverbial lo afirma de una manera sencilla y hermosa: "El hombre propone y Dios dispone" (Prov 16:1). Si, quien define finalmente dónde estarás y qué tendrás o serás es el creador de todo. ¿Por qué a unos sí y a otros no? No lo sé. Su sabiduría y soberanía no solo son insondables, sino difíciles de entender y aceptar muchas veces. Pero sin lugar a dudas son la mejor opción. ¿Le dejaríamos el cuidado de nuestra casa y todo cuanto en ella hay a alguien que ha demostrado que no solo tiene la capacidad de sacar todo de ella, venderlo y gastarlo para sus propios deseos, importándole solo su satisfacción personal? No, claro que no. Dios ha demostrado que aunque sus decisiones no son muy lógicas para nosotros, su actuar es indiscutiblemente diferente. Él prefirió renunciar a todo cuanto tenía, a su divinidad y someterse a la limitaciones físicas, económicas, sociales para darle libertad a los cautivos, consuelo a los desamparados, sanidad a los enfermos. Renunció al poder supremo para someterse al limitado e injusto poder de los hombres. Lo entregó todo para terminar sobre un madero. Todo para que los débiles, los menospreciados, los que no tienen posibilidades puedan tenerlas en él, para él y con él. Este mundo tal vez sea un castillo de naipes (House of cards) pero existe un verdadero reino en donde reina la justicia, la verdad y la vida. Uno que es gobernado no por quien prefirió estar sobre el madero antes que imponerse con sus habilidades y talentos. ¡Dios permita que más imitadores de Jesús existan antes que de personajes como Frank Undewood! Más de quienes están dispuestos a negarse a sus sueños, por los de otros. Dispuestos a caminar con sus dolorosas cruces y para quienes lo más importante sea seguir e imitar a quien lo dio todo por amor sobre el madero.







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